15 sept 2014

Conciencia bereber entre los antiguos canarios



IẒUṚAN. Que la población originaria del país era de etnia amazigh o bereber es un hecho que desde los albores del siglo XX ningún experto pone en duda. Han sido los investigadores de distintos tiempos los que, como meros observadores externos, vertieron sus hipótesis sobre la génesis de los antiguos isleños obviando la opinión de los mismos protagonistas. De algún modo continuaban la tradición de los viejos cronistas que prefirieron buscar respuestas al poblamiento insular en la Biblia y textos clásicos antes que indagar en la opinión de los mismos protagonistas de su estudio. 

Pareciera que los antiguos canarios vegetaban inconscientes de sol a sol, despojados de cualquier memoria y conciencia propia. Que atesoraran una rica tradición oral que transmitiera de generación en generación su propia historia es un fenómeno que parecía no encajar en la visión oficial. No serían entonces esos simples pueblos prehistóricos en la barbarie neolítica que esperaban una conquista que los civilizara


 Sin embargo la realidad fue muy distinta y de ello dan noticia los mismos cronistas. Si bien los mismos escribanos de la época no mostraron un especial interés por la cultura y pensamiento de los conquistados, siempre hubo alguno que le arribó la curiosidad y probó a preguntar. Como ejemplo tenemos el informe que recoge el cronista real Andréz Bernáldez que especifica lo siguiente: 

 "Fue preguntado a los ancianos de Gran Canaria si tenían alguna memoria de su nacimiento, o de quién los dexó allí, y respondieron: 
-Nuestros antepassados nos dixeron, que Dios nos puso e dexó aquí e olvidónos; e dixéronnos, que por la vía de tal parte se nos abriría e mostraría un ojo o luz donde viésemos. 
Y señalaban hacia España". 

Juba II

 Obviamente el trasfondo etnocéntrico cristiano impregna los textos de puño y letra de los escribanos de la época. Con todo, podemos leer entre líneas ya que si señalamos desde Gran Canaria ‘hacia España’ podemos toparnos mucho antes con la actual costa marroquí que precede a la gran cordillera del Atlas. Tampoco faltaron en aquellos tiempos teorías que explicasen la procedencia de los isleños. No sabemos con seguridad si fueron transmitidas por, como afirma Navarro Mederos, los marineros andaluces o, por el contrario, los mismos nativos ya que la crónica francesa de Le Canarien hace una breve referencia en la isla gomera. Nos referimos a la ‘Leyenda de las lenguas cortadas’ en la cual se referencia que algunas tribus africanas se sublevaron contra Roma y un príncipe, que se suponía Juba II, los sometió, les cortó las lenguas y los deportó a Canarias. Veamos como lo registra Abreu Galindo

 "Y, porque el delito cometido no quedase sin castigo, y para escarmiento de los venideros, tomaron todos los que habían sido caudillos principales de la rebelión y cortáronles las cabezas, y otros cueles castigos; y a los demás, que no se les hallaba culpa más de haber seguido el común, por no ser destruídos, por extirpar en toda aquella generación, y que no fuesen por ventura causa de otro motín, les cortaron las lenguas, porque do quiera que aportasen no supiesen referir ni jactarse que en algún momento fueron contra el pueblo romano, y así, cortadas las lenguas, hombres y mujeres e hijos los metieron en navíos con algún proveimiento y, pasándolos a estas islas, los dejaron con algunas cabras y ovejas para su sustentación. Y así quedaron estos gentiles africanos en estas siete islas, que se hallaron pobladas." 



 Con todo, existen no pocas referencias documentales que señalan de manera más específica no sólo el carácter bereber de los insulares, sino la existencia de una conciencia nítida entre los propios indígenas al respecto. Es obvio que, aparte de la observación y el contacto directo de estos escribanos con la población nativa en el siglo XVI, lo que estos mismos isleños le transmitieron consolidaron sus premisas: 

 “Destas opiniones puede seguir el lector la que le pareciere y más le cuadrare; que la mía es que ellos son africanos y de allá traen su descendencia, así por la vecindad de las tierras, como por lo mucho que frisan en costumbres y lengua, tanto que el contar es el mismo de unos que de otros. Allégase a esto también que los manjares son los mismos, como es el gofio, leche, manteca…etc. Sean los que se quisieren, desde que hay gentes en estas islas hay memoria de más de mil y quinientos y tantos años”. 
 Espinosa 

 “Dejadas alteraciones y opiniones que acerca de la venida de los naturales de estas islas hay, de donde hayan venido, la más verdadera es que los primero que a estas islas de Canaria vinieron fueron de África, de la provincia llamada Mauritania (…)” 
 Abreu Galindo.
 

 Esto hubiera sido imposible sin una fecunda memoria oral transmitida de generación en generación que es recogida por los primeros historiadores de las Islas. A pesar de no tratarse de sociedades ágrafas, ya que la escritura era conocida, sí que es cierto que los indígenas del Archipiélago carecían de una tradición literaria escrita. Por el contrario, como el resto de bereberes, todo apunta a que atesoraron en la oralidad su riqueza literaria: 

 “No tenían libros, ni historias; sólo mandaban a la memoria cantares y corridos de hazañas de sus antepasados…” 
 Escudero
 
Obra pictórica de Martín Robaina

Es en esta tradición oral donde con toda seguridad se explicaría mediante un mito el origen y procedencia de la población. Marín i Cubas fue un historiador teldense que aportó interesantes detalles que no fueron recogidos con anterioridad. En lo que respecta a la conciencia de los propios insulares registra preciosas referencias donde se especificaba hasta regiones del Continente como “los montes claros del Atlante”, es decir, la Cordillera del Atlas: 

 “…y en corrido sabían de memoria la historia de sus antepasados, que entre ellos se quedaban; contaban consejas de los montes claros de Atlante en África” “[…] nombrando casi siempre los montes claros que son en África, los de Atlante de donde parece tenían su origen, y muchos ríos y arboledas de aquellos sitios de donde se verifica tenían el alma por inmortal”. 

En nuestra opinión si existe una referencia documental referente es, sin duda, la que encontramos en la obra del portugués Gaspar FructuosoSaudades da Terra’ . En este libro se recoge el testimonio de Antón Delgado, un indígena natural de Gran Canaria, quien da su propia versión a la pregunta del portugués Andre Minz sobre la procedencia de los naturales de las Islas. Para Antón Delgado era un axioma su procedencia de “la Berbería que estaba allí tan cerca”: 

 "El cual –Andre Minz-, al pasar a la Isla de Tenarife, una de las siete Islas Canarias, y habiendo residido allí muchos años teniendo particular amistad con un hombre honrado canario, natural de Gran Canaria, que se llamaba Antón Delgado, asombrándose de que los naturales de aquellas islas no tuviesen memoria de dónde procedían, y preguntándole si tenía de eso alguna noticia, le respondió Antón Delgado sonriéndose que de donde podrían proceder sino de la Berbería que estaba allí tan cerca. Y Andre Minz le replicaba que eso no podía ser así porque si fuesen de ahí entonces tendrían la ley la secta de los moros y la misma lengua, a lo que Antón Delgado le respondió diciendo, parece que en aquel tiempo en que los habitantes de las Islas Canarias llegaron aquí desde las tierra de África, aún no existía la sexta de Mahoma que tiene los moros ahora porque yo entiendo tres lenguas, conviene a saber la de Canaria, Tenarife, y la de Gomera, y todas se quieren parecer al lenguaje de los moros. Y además dijo Antón Delgado, que eso bien parecía ser así porque los Canarios tenían las mismas costumbres que los moros, y parece que aunque cambiaron el lenguaje que traían al principio, no cambiaron algunas costumbres de su país que habían visto con sus ojos y que allá usaban entre ellos. Y aunque los canarios tengan variedad, casi toso sus lenguajes tienen un parecido a los de los moros." 


 Bibliografía: 

 ABREU GALINDO, Juan de. Ca. 1590. 1977. Historia de la Conquista de las Siete Yslas de Gran Canaria. Edición Crítica con introducción, notas e índice por Alejandro Cioranescu. Goya Ediciones. 

 ESPINOSA, Alonso de. 1980. Historia de Nuestra Señora de Candelaria. S/C Tenerife. Goya.  
FRUCTUOSO, Gaspar. 1964. Las Islas Canarias. (De Saudades da Terra). La Laguna. IEC. 

MARÍN DE CUBAS, Tomás. 1993. Historia de las siete islas de Canaria. Tenerife. Canarias Clásica. 

 REYES GARCÍA, Ignacio. Traídos y olvidados. Revista digital www.mundoguanche.com. 

TEJERA GASPAR, Antonio. 2004. Tres etnónimos de tribus africanas en las Islas Canarias: canarii, caprarienses, cinithi. Pag. 489-503. Academia Canaria de la Lengua y Cabildo de Fuerteventura.
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